lunes, 29 de diciembre de 2008

Instalar Ubuntu en el Macbook (I) - Motivos

Empiezo una serie de posts explicando los pasos que he dado hasta tener un Ubuntu 8.10 (Intrepid Ibex) de 64 bits totalmente funcional en el Macbook 3.1 (Blackbook).


Antes de empezar, quiero decir que funciona tan bien, que he decidido sustituir mi uso habitual de OS-X por el Ubuntu (!!!). Algunos dirán que estoy como una cabra pero, por decir las primeras cosas que se me pasan por la cabeza, he aquí en lo que salgo ganando:
  • Tengo un sistema estable, robusto y compatible con el resto de máquinas que uso. ¿No tenía eso antes? No realmente. OSX es estable y robusto pero, a pesar de ser BSD, trabajar con sus aplicaciones no me ha acabado de convencer. Además, no es libre (y eso me lleva al segundo punto).
  • Me gusta GNU/Linux. Mucho. Me encantan las aplicaciones libres. Me gusta tener el código aunque sólo sea para curiosear. Me gusta el apoyo que nos damos entre los usuarios. Me gusta la polémica entre Gnome y KDE. No me gustan los sistemas cerrados, donde modificar cualquier tontería implica usar algún "truco" no documentado o, en el peor de los casos, tener que echar mano de alguna aplicación de una tercera parte, normalmente privativa y de pago. Vamos, que mi sistema es mío y yo decido lo que toco o dejo de tocar.
  • GNU/Linux está ya preparado para dar soporte al Macbook al mismo nivel que el OS-X. Hace unos meses instalé OpenSUSE 11.0 pero, a pesar de pegarme con él un rato, no conseguí que funcionara todo como debía. Ubuntu 8.10 sí que lo hace y, además, fácil, fácil.
  • Me gusta tener el software en los repositorios. Tanto como con zypper como con apt-get, instalar cualquier programa es tan fácil que usar el ventanas o el OS-X se vuelve un suplicio a pesar de lo fácil que lo intentan hacer. Ahora, a través de Synaptic tengo todas las aplicaciones que necesito a golpe de clic. Además, decido cuando actualizo cada una y, si quiero, lo puedo hacer de una tacada.
  • Me puedo olvidar de esos detalles que tanto odio del OS-X como la falta de un botón de "menú contextual", el "cortar-pegar" de archivos o la visualización de archivos con las carpetas en primer lugar (por citar los más absurdos pero hay más).
  • Todo lo que necesito del portátil, ahora lo tengo. Incluso mi tarjeta de sonido multipista funciona gracias a JACK.
Podría seguir y seguir pero valga esta muestra como berrinche y recordatorio para mí de por qué he usado GNU/Linux durante tanto tiempo, por qué me he peleado en el trabajo para poder usarlo en vez del ventanas y de por qué vuelvo a usarlo en el portátil ahora. Además, Compiz tiene todas las chuminadas que necesito y más, ¡hasta widgets!

:-)

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